Mi marido prohibido.
Besé al mejor amigo de mi padre y no fue muy bien.
No solo porque es dieciocho años mayor que yo, sino porque tampoco le gustó.
Ni un poco.
En mi defensa, no quise enamorarme de él. Simplemente sucedió.
Nathaniel Weaver es el hombre más atractivo que he visto, con suficiente carisma para cegar al sol.
Es más grande que el mundo, posee la mitad de él y conquistó la otra mitad.
Estaba prohibido. Me equivoqué.
Así que lo superé por completo. O eso me dije a mí misma.
Hasta que nos obligaron a casarnos.
Ahora estoy atrapada.
Pero tal vez él también lo esté.
Porque ambos estamos buscando esa fruta prohibida que cuelga entre nosotros.
¡LO QUIERO!
Mi jefe. Mi pecado.
No soy del tipo que tiene aventuras de una noche.
No se suponía que pasara, ¿de acuerdo?
Un par de copas y un acento británico pecaminoso después, estoy en la cama con un extraño.
Por supuesto, me fui a primera hora de la mañana porque soy un adulto responsable.
Un adulto que tiene un nuevo trabajo que necesito para mantener mi doble vida en secreto.
Lo que no sabía es que, de hecho, no soy responsable.
¿Por qué el extraño que dejé en la cama? Sí, no es un extraño después de todo.
Es mi nuevo jefe.
Knox Van Doren puede tener una sonrisa encantadora, pero un verdadero villano se esconde debajo de todo eso.
Y como cualquier villano, usará mi pecado en mi contra...
Mi jefe. Mi enemigo.
Escapé de mi vida.
Dejar todo atrás no fue fácil, pero lo hice.
Di vuelta la página y volé sobre el océano.
Este es mi nuevo comienzo.
Mi nuevo capítulo.
Mi nuevo libro.
O eso esperaba antes de conocer a mi nuevo jefe.
Daniel Sterling.
Rico como el pecado, ilegalmente atractivo y el rostro de todas las portadas de revistas.
Ah, y la razón por la que escapé en primer lugar.
Hice que su vida en la escuela secundaria fuera un infierno.
No se detendrá hasta que me dé una probada de mi propia medicina.
¡LO QUIERO!
Mi jefe. Mi infierno.
Cuando me acosté con un deportista sin rostro cuando era adolescente, no pensé que me quedaría embarazada.
Tampoco pensé que perdería a esa hija.
Varios años después, descubro que mi hija está viva y me dan una segunda oportunidad.
Sin embargo, hay un problema.
El deportista sin rostro ya no es tan anónimo.
Tiene un nombre al que todos temen: Kingsley Shaw.
Un bastardo despiadado. Un demonio sin corazón. Y lo más importante, el padre de mi hija.
Ah, y me odia tanto como yo a él.
Estamos dispuestos a destruirnos el uno al otro con todos los métodos disponibles.
Incluido un peligroso juego de lujuria que podría llevarnos a la ruina.
¡LO QUIERO!
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