Mi iniciación en la Hermandad debería ser sencilla... tomar cautiva a una mujer inocente y marcarla como mía. Obsesionarme con ella no forma parte del plan.
Entregué mi vida a la Hermandad antes de saber lo que exigirían a cambio. Habría matado por ellos sin dudarlo, pero quieren algo más oscuro.
Cada Hermano debe elegir un Tutelado.
Eve es demasiado dulce e ingenua para corromperla, y sin embargo es la única a la que quiero. Debo acecharla, capturarla y entrenarla para que se someta perfectamente, y no puedo decirle por qué.
Cuando cumpla veintiún años, solo dos semanas antes de mi iniciación, finalmente podré tomarla. Hasta entonces, observaré. Planificaré. Y haré que ciertos problemas... desaparezcan de su vida.
Dos semanas, para enseñarle que me pertenece. Si se porta mal en mi ceremonia, no pasaré la prueba final de la Hermandad.
Si no, estoy muerto. Pero vale la pena correr el riesgo.
Domesticarla. No romperla.
Se suponía que unirme a la Hermandad encerraría mi violento pasado para siempre. Estaba demasiado involucrado cuando descubrí su oscuro secreto.
Todos los Hermanos deben elegir una Guardiana.
Una mujer cautiva para poseer, entrenar y castigar. Reaviva los deseos sádicos que he sofocado. Intento hacer lo correcto y elegir una mujer dulce y sumisa que quiera esta vida. Pero el destino tiene otros planes y arroja a Quinn a mis pies.
Ella es un rayo en una botella, una mocosa diminuta que solo ruega por una mano firme. Debería dejar que Kendrick la delate, pero una mirada a sus ojos furiosos y estoy enganchado. Ella no se arrodillará ante mí a menos que la fuerce, y la bestia dentro de mí ruge ante el desafío.
Mientras trabajo en domar a mi gata infernal, un fantasma sin rostro amenaza a mi familia. Me alegro de que Quinn haya despertado al monstruo, porque lo voy a necesitar.
Publicación Prevista: 28 De Febrero 2025
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