Siempre he estado en la lista de chicas buenas de Santa Claus.
¿Cómo no iba a estarlo? Soy la que siempre se sacrifica por los demás, ayudándoles con cualquier problema a cualquier hora. Soy la que... cuando descubrió a su novio inscribiéndose con mi hermana en Nochebuena, me tragué el dolor, les dije que lo entendía y les di mi bendición. Porque eso es lo que hace una buena chica, dejar que otros sean felices, aunque sea a costa de su felicidad...Soy la que ayudó a organizar su boda navideña al año siguiente, a pesar de que esa siempre había sido mi boda soñada con él, pero cuando, solo quedaban diez días, descubrí algo que fundió todas mis buenas intenciones con ellos.
Se acabó la chica buena... esto es la guerra. Van a probar su propia medicina.
Voy a dinamitar esa boda. ¿A mi hermana le gusta robarme novios? Pues voy a traer uno a casa esta Navidad al que no va a poder resistirse. Andrew Norton es el tío más capullo de mi oficina. Y también el más guapo, el más tatuado y el más musculoso. Un chico malo de manual. Mi antihombre.
Con lo que no contaba es con que me volviera loca a mí...
ser una chica mala, puede volverse en tu contra. Puede hacerte sudar, jadear y desear cosas que nunca antes habías querido.
Me llamo Arizona Evans y siempre he sido una chica enamoradiza. Digamos que Cupido me ha acribillado a flechas desde que tengo uso de razón. Me he colgado por amigos, profesores y hasta por algún primo lejano, pero ha llegado el momento de pararle los pies a ese enano volador miope, porque la última que me hizo, fue demasiado…
Te
Piensa en el tío con el palo más grande metido por el… ya sabes. ¿Lo tienes? Añádele que es irritantemente guapo y uno de los mejores abogados del país y podrás imaginar al último tío al que besé. Fue en la despedida de soltera de mi prima Nataly, y al muy cretino, se le olvidó mencionar que estaba casado…
A partir de ese momento, juré que este año no quería novios, ni dramas ni más flechazos envenenados. Se acabó. Mi vida ya es un desastre sin su ayuda, gracias. Mi negocio se hunde, mi cuenta bancaria da pena y no estoy dispuesta a soportar ni una puñalada sentimental más.
Lo que no esperaba es que, un mes después, Tommy Norton apareciera en mi puerta con una propuesta fingir que soy su mujer durante una convención de su bufete a cambio de un suculento cheque que podría salvar mi empresa. Sé que suena a locura, pero ahora mismo tengo más deudas que dignidad…
¿Podré aparecer locamente enamorada de él delante de un montón de snobs sin matarlo en el intento? Solo hay una forma de averiguarlo…
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